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Anales de Investigación en Arquitectura. Vol. 5, 2015. ISSN 2301-1513. Díaz del Campo Martín-Mantero, R. V. 7-20

UNIVERSIDAD ORT URUGUAY. FACULTAD DE ARQUITECTURA

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¿cómo?, definiendo de qué modo se debía materializar

arquitectónicamente el proyecto. Por último, Fisac apli-

có su sello personal, que él definió como «un no sé qué»

(Fernández Cobián, E., 2005, p. 266). Esta singular forma

de concebir el programa arquitectónico tuvo como resul-

tado que sus obras no pudieran adscribirse a ningún len-

guaje más que al del propio arquitecto. Debido a la im-

portancia que adquieren las cuestiones relacionadas con

el entorno y la materia en la concepción de sus proyec-

tos podemos rastrear una serie de soluciones comunes

que hacen que en Fisac veamos más que edificios una

serie de construcciones con soluciones parecidas. Estos

ejercicios harán que se tomen como punto de partida en

algunas construcciones aspectos parciales de obras an-

teriores, asegurando una continuidad proyectual que se

refleja tanto en aspectos técnicos como en espaciales,

de tal manera que paulatinamente tienden a ir mejoran-

do las soluciones técnicas de cada material según avance

el tiempo, siempre que las condiciones económicas del

proyecto lo permitan. Por lo tanto podemos entender o

clasificar la obra de Miguel Fisac como la existencia de

una serie de edificios construidos en distintos materia-

les, como el ladrillo, la arquitectura popular, el hormigón

como cubierta y el hormigón como textura, etcétera

(Fernández Cobián, E., 2005).

LOS INICIOS, EL HORMIGÓN

COMO MATERIAL SECUNDARIO

Los primeros años de ejercicio profesional de Miguel

Fisac están directamente relacionados con la utiliza-

ción del ladrillo. Realizó un gran número de proyectos

con este material en los que se puede observar el in-

terés del autor por conseguir una expresión acorde a

cada uso y su función. La cerámica es un material muy

versátil que ha sido empleado por los arquitectos en

diversas formas y situaciones. Como material de cons-

trucción el ladrillo ha sido el más accesible y probable-

mente el más utilizado en la historia de la arquitectura

española. Muchos autores a lo largo de sus trayectorias

profesionales diseñaron elementos constructivos cerá-

micos que utilizaron como parte de sus lenguajes ar-

quitectónicos. Miguel Fisac inició su carrera profesional

a principios de los difíciles años cuarenta realizando va-

rios edificios para el recién creado Consejo Superior de

Investigaciones Científicas, en Madrid. Estos primeros

edificios (Iglesia del Espíritu Santo y los institutos na-

cionales de Edafología y de Óptica) fueron considerados

rabiosamente modernos en el panorama arquitectóni-

co español, por su interesante intento de actualización

del clasicismo, aunque una vez concluidos Fisac consi-

deró que ese camino estaba agotado (Fisac, M., 1981).

En ellos utilizó el ladrillo como material estructural en

las bóvedas baídas de la nave principal de la Iglesia

del Espíritu Santo; y en el Instituto de Óptica Daza de

Valdés utilizó un ladrillo macizo de poco espesor.

El escenario cambió a finales de los años cuarenta, di-

rectamente vinculado con la situación política que vivía

el país. España en el ecuador del siglo XX era un Estado

que pretendía insertarse en el nuevo orden internacio-

nal, dejando atrás el aislamiento; las relaciones exte-

riores aumentaron progresivamente, tanto con países

hispanoamericanos como con europeos, culminando en

el año 1953 con los acuerdos de ayuda económica y mili-