La incorporación de software, equipos y nuevas tecnologías en la arquitectura, como las impresiones 3D, han permitido mejorar la calidad del diseño y del proceso de construcción. El Arq. Gastón Boero, decano de la Facultad de Arquitectura de ORT, da su perspectiva sobre los avances de estas tecnologías y su desarrollo en Uruguay.
¿La arquitectura y la industria de la construcción en Uruguay están incorporando los avances tecnológicos, por ejemplo, en software, inteligencia artificial, robótica e impresión 3D?
Desde hace años, tanto la arquitectura como la construcción vienen incorporando equipamiento para el desarrollo de tareas, sustituyendo y ayudando a la mano de obra, conforme avanzan las transformaciones tecnológicas.
La incorporación de software, equipos y nuevas tecnologías en general han permitido mejorar la calidad del diseño y del proceso de construcción, reducir costos y, en algunos casos, reducir también la conflictividad laboral.
Pensemos en las ventajas del uso de los CAD, los sistemas de prefabricación e industrialización, la incorporación de equipos usados por los obreros en la ejecución de sus tareas. La experiencia demuestra que la incorporación de los avances tecnológicos acarrea mejoras en la calidad de los trabajos y en la productividad.
Por ello, el tema de incorporar avances tecnológicos a la industria de la construcción no es, en sí, un tema nuevo. Por el contrario, forma parte de una larga tradición. No obstante, lo que sí llama la atención es la lentitud con la que la industria en general, no solo la local, va incorporando estas nuevas tecnologías.
Ya el reporte McKinsey de 2017 había señalado que la industria de la construcción a nivel mundial se mueve muy lentamente si se la compara con la velocidad de la incorporación de los avances tecnológicos y de la digitalización que han tenido otras industrias.
Por ello nuestra industria de la construcción, a pesar de estar en un proceso de incorporación de avances tecnológicos, sigue siendo una industria caracterizada por un uso intensivo de mano de obra, asistida por tecnologías y máquinas no automatizadas. Y ello impacta negativamente en su productividad y en la calidad de los trabajos.
¿Qué es una impresión 3D de objetos en arquitectura?
La impresión 3D de objetos arquitectónicos es una tecnología que emula la manera como trabaja una impresora de oficina ya que, a través de un cabezal de impresión y utilizando materiales que sean adheribles consigo mismo, como el hormigón o los plásticos en polvo, construye un objeto a través de la acumulación de capas a partir de un modelo digital.
Por ello, para poder hablar de impresiones 3D en arquitectura, necesitamos un modelo digital, base para la construcción en el espacio, un robot o brazo robótico que contiene el cabezal de impresión y que se mueve según las directivas del modelo digital, y un material adherente consigo mismo.
¿Qué tan extendida está la impresión 3D de viviendas en el mundo y qué tan lejos está Uruguay para comenzar a imprimir arquitectura 3D?
La impresión de arquitectura en 3D es una tecnología aún emergente que no ha llegado a la etapa de la comercialización y todavía no está disponible en Uruguay. Uno de los países que está liderando su desarrollo e implementación, básicamente a través de la construcción de prototipos, es China. También es importante señalar el avance que está teniendo la impresión 3D de arquitectura en Estados Unidos, de la mano de empresas como ICON.
A nivel local, la Cámara de Construcción del Uruguay ha tenido acercamiento con empresas interesadas en las tecnologías de impresión 3D, pensando especialmente en su aplicación para la construcción de viviendas sociales.
Sin embargo, la realidad le confirmó lo dicho anteriormente: que la gran mayoría de las tecnologías de impresión 3D de arquitectura todavía no son comercializables y que es necesario probarlas en ambientes relevantes.
De todas maneras, la expectativa respecto de la impresión 3D de arquitectura es enorme por su potencial para mejorar la eficiencia de construcción, reducir costos y aportar al cuidado del medio ambiente a través del uso adecuado de materiales, reduciendo los desperdicios de obra y utilizando la cantidad justa de energía.
¿Cuál es el principal obstáculo hoy en día para que la impresión 3D de viviendas sea cada vez más adoptada en el mundo?
Para entender las dificultades que enfrenta la impresión 3D de arquitectura para abrirse camino en el mundo, tenemos que empezar por considerar que estas tecnologías están revolucionando la forma en que pensamos la arquitectura y, específicamente, la manera como los profesionales integramos nuestros conocimientos y los interrelacionamos entre sí en el campo del diseño y la construcción.
En este sentido, la impresión de viviendas 3D implica un cambio de paradigma. Hoy, en la arquitectura vivimos un cambio en la manera de diseñar y de gestionar la información técnica del edificio, a partir de la adopción de los programas de diseño asistido y, particularmente, de la metodología BIM. Pero estos cambios aún no impactaron en la manera de construir, ya que se sigue construyendo como lo han hecho generaciones pasadas.
La adopción de la impresión 3D de arquitectura implica avanzar hacia el diseño digital de modelos que sirven de base para la construcción en el sitio, eliminando los planos, dibujos, detalles y demás piezas técnicas convencionales (con sus beneficios respecto a reducción de errores, costos, tiempo, etc.).
Implica, también, una construcción robótica (la obra la construye un cabezal de impresión o robot), con procesos digitales y automatizados que impactan en la velocidad de producción, en la calidad, en los costos, en la mano de obra, en los códigos de construcción, etc. Son muchos los cambios, en diferentes áreas y con impactos aún no evaluados adecuadamente.
Por ello hago mías las palabras del Ing. Jorge Eduardo Pazos, director ejecutivo de la Cámara de Construcción del Uruguay, para decir que la adopción de estas tecnologías y herramientas, básicamente a nivel local, dependerá de cuán capaces seamos de identificar los reales desafíos de la industria y planificar una hoja de ruta para reducir brechas.