Pudo haber elegido Milán, por ser la sede del Politécnico di Milano. Era, quizás, la opción más natural para estudiar Arquitectura. Pudo haber elegido San Sebastián, España, por otras razones. Pero de tantas opciones que tenía en su abanico, Juan Noya —estudiante de Arquitectura de ORT— eligió hacer su intercambio estudiantil en la Universidad de Corea, en la ciudad de Seúl. “¿Corea? ¿Qué te vas a ir a hacer ahí?”, cuestionaban algunos amigos. “¡Estás loco!”, le decían otros. Después, un contundente “¡no te vas!” de su madre, preocupada por la situación política de la zona. Pero la decisión estaba tomada, y el tiempo le dio la razón a Juan.
El estudiante no era un fanático de Corea, pero lo tentaba la idea de algo diferente, novedoso. Además, descubrió que Korea University tenía gran prestigio en los rankings internacionales. Eso, y el mapa de un campus que tenía el tamaño de una ciudad, le bastaron para elegir el destino.
Noya llegó a Seúl en agosto de 2018. Una de las primeras cosas que hizo fue ir al supermercado con dos amigos internacionales. Allí se enfrentó, por primera vez, con la barrera del idioma, y también a un rasgo distintivo de la población de ese país. En el mercado, se acercó a una señora para consultarle por algún producto para limpiar pisos, y la mujer no solo los ayudó con ese producto, sino que lo acompañó hasta que terminó sus compras. “Y no solo ella, cualquier persona se desvive por ayudarte”, comentó Noya.
Sus compañeros coreanos de la universidad compartían la misma amabilidad. Antes de cada clase le mandaban mensajes para recordarle el horario, las entregas, y le ofrecían juntarse un rato para ayudarlo.
A nivel académico, Noya contó que se sintió muy seguro durante sus clases en University of Seoul. “Los estudiantes de ORT estamos superbien preparados en expresión y comunicación, además de lo puramente arquitectónico”, dijo.
Una de las materias que cursó fue Design Studio IV, a cargo del docente italiano Fabio Dacarro, magíster en Arquitectura por el Politécnico di Milano. Un día, Dacarro les propuso a sus estudiantes que presentaran una propuesta para el concurso de estudiantes Multi Comfort Student Contest. Este certamen es organizado por la comuna de Milán y el grupo Saint-Gobain, uno de los 100 mayores grupos industriales del mundo, líder en hábitat sostenible.
La consigna consistía en idear un plan de rejuvenecimiento y reconexión urbana para el distrito de Crescenzago, en Milán. El plan debía estar basado en una arquitectura sostenible, que se adaptara a las condiciones climáticas y el contexto regional de la ciudad. Con esas condiciones, los estudiantes crearían un complejo de 300 viviendas, rehabilitarían cuatro edificios antiguos, espacios públicos, y un mercado, entre otras actividades.
Dacarro quedó impresionado con el trabajo de Noya y la calidad de su presentación, y su propuesta resultó seleccionada en la instancia universitaria. Esto le dio la posibilidad de mejorar su proyecto para presentarlo en la competición nacional en Corea.
Sin embargo, como uruguayo, Noya no estaba habilitado a representar a Korea University, por lo que formó equipo con su compañero coreano Kimin Kang. Juntos se presentaron al concurso nacional y, si bien obtuvieron el segundo lugar, el jurado les dio la posibilidad de realizar algunas mejoras para participar de la instancia final: la internacional, que se realizará entre el 5 y el 8 de junio de este año en Milán. Noya y Kang competirán con más de 1.700 estudiantes de 33 países.
Al finalizar Design Studio IV, Dacarro propuso a Noya y Kang hacer una pasantía de invierno en el estudio del famoso arquitecto Stefano Boeri, en Milán, Italia.
Noya no lo dudó y viajó a Milán junto con su compañero. En el estudio surgió la idea de generar “un puente” entre esa ciudad y Seúl. El concepto era algo abstracto y, según el uruguayo, “no se sabía en qué podía terminar”. Hablaron de la idea de generar un ida y vuelta entre universidades y estudiantes, arquitectos y estudios. Algo así como un intercambio cultural.
Esa idea en el aire aterrizó en la Design Week de Milán en abril de este año presentada por un equipo, llamado Chi Chi No Design, conformado por Noya, Dacarro, Kimin Kang (estudiante coreano) y el arquitecto Guido Musante (socio del estudio de Stefano Boeri). La propuesta es una reinterpretación de un ícono de la modernidad italiana: la Superleggera. Se trata de una silla conocida por todo interesado en la arquitectura y el diseño en Italia, que lleva ese nombre por ser la traducción al italiano de “superliviana”.
La representación del objeto icónico fue una propuesta planteada para 30 artistas, arquitectos y diseñadores. El equipo de Noya optó por dotar a la silla de elementos de la cultura coreana. Para ello, rompieron la Superleggera en varios pedazos para llevarla a Seúl, donde pasó por un proceso de pulverización para reducir su peso. Con este proceso se obtuvo un material que sirvió de relleno de cuatro almohadones transparentes, para colocar en el lugar de cuatro Superleggeras, ya fuese apilados en forma de puf (con el mismo volumen que la base de la silla) o puestos uno al lado de otro como alfombra.
Los almohadones de Chi Chi No Design estuvieron expuestos en la Design Week, en una exhibición titulada “Supercolla. Una nueva fórmula reforzada para todo tipo de modernidad”. La revista Domus, editada por Guido Musante, destacó en un artículo de su web la exposición y el trabajo del equipo de Noya, y calificó el proyecto de los almohadones como “global y complejo desde un punto de vista logístico”. Destacó además la reducción de la silla a pequeñas piezas y todo el trabajo de traslado desde Milán a Seúl.
El estudiante uruguayo estuvo presente en la exposición, que fue “una experiencia impresionante, para estar en contacto con arquitectos y diseñadores reconocidos mundialmente y aprender de ellos”.
Aunque su experiencia terminó en Milán, Noya eligió Seúl como destino y no se arrepiente. Considera que el intercambio estudiantil “es la oportunidad para hacer algo diferente, abrirse, buscar algo nuevo”.
A su regreso a Uruguay, el estudiante asumió el rol de ayudante de cátedra de la materia Proyecto I, de Arquitectura. Además, está preparando su proyecto final de carrera, que culmina con la participación en un concurso internacional. Noya apunta a uno que consiste en la presentación de una propuesta para un centro cultural en Oslo, Noruega.
Mientras tanto, se prepara para ir en junio a la competencia en Milán y llevar el resultado del trabajo que hizo en Corea.