El Día del Patrimonio es una celebración anual que destaca la importancia de preservar el patrimonio arquitectónico y cultural de un país. En Uruguay, esta festividad se ha convertido en un evento emblemático que permite a la sociedad conectarse con su historia, tradiciones y valores.
Día del Patrimonio 2023 en Uruguay
Como destaca el Arq. Gastón Boero, esta celebración juega un papel fundamental en la preservación de la identidad y la cohesión cultural de una comunidad. A través de la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano, se sostiene la memoria colectiva y se fortalece el sentido de pertenencia de la sociedad uruguaya.
https://www.youtube.com/watch?v=hkOfFesAf2I
Además, el Día del Patrimonio ofrece valiosas lecciones del pasado, que pueden aplicarse en el presente y el futuro, promoviendo así un desarrollo más sostenible y beneficioso para la comunidad.
Asimismo, la festividad no solo nos permite conectar con nuestro pasado y comprender nuestra identidad cultural, sino que también promueve la preservación del patrimonio para las generaciones futuras.
Tal como refiere el Arq. Gastón Boero, este evento es esencial para evitar la pérdida de nuestra historia y tradiciones en un mundo donde las tendencias actuales a veces conducen a una peligrosa desvalorización del pasado.
- Quizá también pueda interesarte la lectura: “Día del Patrimonio 2023: un homenaje a los constructores de escuelas y liceos”
La visión del Arq. Gastón Boero sobre el patrimonio arquitectónico
En diálogo con el Arq. Gastón Boero, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay, exploramos su perspectiva sobre la importancia del Día del Patrimonio y la relevancia de figuras como Alfredo Jones Brown en la arquitectura uruguaya.
¿Por qué es importante celebrar el día del patrimonio, tal como lo hace nuestro país desde hace décadas?
“Mantener y valorar el patrimonio arquitectónico y urbano de una comunidad es fundamental por diversas razones. De estos múltiples motivos, destaco tres: preserva la identidad y la cohesión cultural, preserva las mejores lecciones del pasado y promociona la economía local y el turismo", aseguró Boero, quien describe en detalle cada razón:
Preserva la identidad y la cohesión cultural
El patrimonio arquitectónico y urbano de una comunidad refleja su historia, tradiciones y valores culturales y por ello forma parte integral de su identidad. Para una sociedad, conocer su historia le permite conectarse con sus raíces, comprender sus tradiciones y valores, y fortalecer el sentido de pertenencia. Conservar el patrimonio es una manera de preservar la memoria colectiva, como decía Viollet-le-Duc.
Esto fomenta la cohesión cultural y la unidad entre sus miembros, lo que a su vez puede promover una mayor cooperación y solidaridad entre todos. En este contexto, los edificios singulares y los espacios públicos emblemáticos actúan como testigos tangibles de esa herencia cultural y les permiten a las generaciones actuales conectarse con su pasado y comprender su identidad cultural.
En este sentido, el arquitecto e historiador crítico Charles Jencks sostenía que los edificios y espacios urbanos cuentan historias sobre la sociedad y su evolución a lo largo del tiempo.
Al conocer y valorar estos elementos, las comunidades pueden comprender mejor su propia historia y cuál es su lugar en el mundo, estableciendo un vínculo emocional con el entorno construido que la contiene y soporta en el desarrollo de su vida.
- Quizá también te pueda interesar leer: “Grandes obras que marcaron la historia de la arquitectura uruguaya”
Preserva las mejores lecciones del pasado
Por otra parte, estudiar la historia de una comunidad, sea esta cultural, económica, política, arquitectónica o urbana, proporciona lecciones valiosas sobre los errores y éxitos del pasado.
Estas lecciones pueden ser aplicadas para tomar decisiones más informadas en el presente y el futuro, y en particular para la arquitectura y el urbanismo, nos permite construir una mejor ciudad, adecuada a nuestras necesidades y desafíos.
Conocer nuestra historia nos ayuda a evitar la repetición de los errores que cometieron nuestros antepasados y a construir sobre sus logros para forjar un desarrollo más sostenible y beneficioso.
La historia proporciona una perspectiva a largo plazo que es esencial para la planificación y el desarrollo de una comunidad. Comprender cómo evolucionaron las infraestructuras, las instituciones y las dinámicas sociales, nos sirve de base para construir las estrategias de desarrollo futuro. Además, la preservación de edificios y sitios históricos puede atraer turismo y contribuir a la economía local.
Promociona la economía local y el turismo
También hay una dimensión económica en la preservación de nuestro pasado edificado. El patrimonio arquitectónico y urbano bien conservado a menudo atrae a visitantes, lo que genera ingresos para la comunidad a través del turismo y de todas las actividades relacionadas con este, como restaurantes, tiendas de recuerdos y servicios turísticos.
Además, la preservación del patrimonio mantiene oficios y especializaciones profesionales, creando empleos, relacionados con la restauración y el mantenimiento de esas construcciones, lo que contribuye al desarrollo económico local.
Finalmente, quiero destacar este acto de celebrar el patrimonio, de preservar nuestra historia arquitectónica y urbana, con sus tradiciones y valores culturales. Hacerlo, me parece de suma importancia en un momento como el actual, donde nuestra cultura y pensamiento comienzan a ser permeables a tendencias que pretenden disminuir la importancia de valorar nuestra historia, nuestro pasado, con su carga de valores, tradiciones y cultura.
¿A qué corriente de pensamiento se refiere?
“Me refiero a una corriente de pensamiento que, además de cancelar el pasado, enfatiza un emotivismo de una manera un poco exacerbada, por la cual lo bueno y lo malo se define a partir de cómo se siente uno con relación al contexto, de manera casi instantánea y descartando un análisis crítico o de pensamiento a partir de esa emoción.
Esto demanda más esfuerzo y tiempo. Un emotivismo que se transforma en un criterio epistémico, moral, político; como si nuestros asertos morales radicaran solo en las emociones.
Una corriente de pensamiento en que, visto desde una perspectiva más espiritual, la víctima adquiere un nuevo rol. Despojada del contexto histórico de nuestra tradición, ahora se convierte en una suerte de deidad con el poder de censurar a todo discurso que no coincida con su forma de pensar.
Una corriente de pensamiento que, si bien incipiente en nuestro país, nos exige estar en alerta a todos aquellos que valoramos nuestra historia, nuestra tradición y valores culturales, vehiculizados entre otros medios, y en el que aquí nos referimos, en nuestro legado arquitectónico y urbano”.
- Quizá también te pueda interesar: “Exposición de trabajos digitales: Explorando los límites de la creatividad, con el Arq. Gastón Boero”
La figura de Alfredo Jones Brown en la arquitectura uruguaya
Alfredo Jones Brown, nacido en Montevideo en 1876 y fallecido en 1950, fue un reconocido arquitecto uruguayo. Su legado, especialmente en la arquitectura escolar, sigue siendo relevante en la actualidad.
Su obra más emblemática, el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA), inaugurado en 1911 y declarado Monumento Histórico Nacional en 1976, refleja la influencia de corrientes arquitectónicas europeas como la secesión vienesa y el art nouveau.
Jones Brown supo adaptar estas tendencias a la realidad de Montevideo, creando una composición clásica pero funcional en el IAVA.
Su enfoque en la arquitectura, marcado por una atención meticulosa a los aspectos funcionales y ornamentales, sigue siendo una fuente de inspiración para los arquitectos contemporáneos.
Así lo evidencia el hecho de que hoy, junto a Juan Antonio Scasso y José Scheps, Jones Brown constituye la tríada de arquitectos uruguayos celebrados en el Día del Patrimonio.
¿Cuál es el impacto de Alfredo Jones Brown en la arquitectura de Uruguay?
Alfredo Jones Brown desplegó una enorme actividad como arquitecto. Fue profesor universitario y un participante de la vida gremial de su profesión. Tuvo a su cargo la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y fue autor del Reglamento de Construcción de Edificios Escolares.
Además, fue proyectista de muy importantes sedes de enseñanza. En tal sentido, el legado de Jones Brown se destaca especialmente en la arquitectura escolar uruguaya. El IAVA, con su composición clásica y su atención meticulosa a los aspectos funcionales, sirve como un ejemplo paradigmático de su enfoque arquitectónico. ¿Pero cuál es el impacto de Alfredo Jones Brown en la arquitectura de Uruguay? A este respecto, Boero señaló:
Nos legó obras ejemplares que forman parte del acervo arquitectónico de nuestro país, especialmente en la arquitectura escolar, como los son el IAVA, el Jardín de Infantes Enriqueta Compte y Riqué, la Escuela Alemania, la Escuela Chile, la Escuela Gran Bretaña.
La Vivienda de Lorenzo Piria —la construcción más antigua de la zona costera de Piriápolis—, la Capilla Santa Rosa de Lima, en Soriano; o el Edificio Rex, conforman también su producción arquitectónica. Sobre este último, Boero mencionó:
Y fuera de la arquitectura escolar, merece destacar el Edificio Rex, en la esquina de 18 de Julio y Río Negro, que con su torre mirador conforma uno de los dos remates del eje formado por la Avenida Del Libertador.
“De sus edificios escolares es necesario destacar al IAVA, inaugurado en 1911 y declarado Monumento Histórico Nacional en 1976, porque reúne las características que distinguen a la que quizá sea la mejor obra de Jones”, agregó.
Ver esta publicación en Instagram
“Ser parte de algo más grande”
Finalmente, el Arq. Gastón Boero compartió una última perspectiva sobre la importancia del Día del Patrimonio y la arquitectura uruguaya: “La celebración del Día del Patrimonio es un acto de amor por nuestra historia, nuestra tradición y nuestros valores culturales. Al preservar nuestro patrimonio arquitectónico y urbano, estamos asegurando que las futuras generaciones comprendan y valoren las raíces de nuestra sociedad. Debemos ser guardianes de nuestro legado arquitectónico, honrando figuras como Alfredo Jones Brown, cuyo impacto sigue vivo en cada estructura que diseñó”.
Por último, Boero reflexionó:
En un mundo que evoluciona rápidamente, el Día del Patrimonio nos brinda la oportunidad de detenernos, reflexionar y apreciar la belleza y la historia que nos rodea. Es un recordatorio de que somos parte de algo más grande, una cadena ininterrumpida de tradiciones y conocimientos que debemos proteger y transmitir a las generaciones venideras.