Entrevista al Lic. Dis. Int. Darío Fernández: LSU, accesibilidad y una merecida graduación

05/11/2025
Trabaja en la Dirección Nacional de Arquitectura del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), acaba de graduarse y, en esta entrevista, comparte cómo fue su experiencia como persona sorda cursando la carrera con Lengua de Señas Uruguaya (LSU).
Entrevista al Lic. Dis. Int. Darío Fernández: LSU, accesibilidad y una merecida graduación

Recién graduado de la Licenciatura en Diseño de Interiores de la Universidad ORT Uruguay, el Lic. Dis. Int. Darío Fernández recorre un camino que va desde su pasaje por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (hoy FADU-Udelar), a finales de los 90, a su egreso en ORT; comparte cómo sostuvo el curso a través de LSU, intérpretes, salas de Zoom y grabaciones; y reflexiona sobre el estado de la accesibilidad en los espacios educativos, con un diagnóstico directo, observaciones concretas y propuestas desde su experiencia personal.

Procesar el cambio

Actualmente, Darío trabaja en la Dirección de Arquitectura del MTOP, donde se especializa en la gestión de contratos de construcción. Resume el escenario actual desde su puesto en este organismo público, donde aporta precisión desde su rol y expresa encontrarse en un momento de foco: tras la obtención del título —reconoce—, toca consolidar responsabilidades y cerrar etapas antes de abrir otras. Además, Darío es profesor de Lengua de Señas Uruguaya en la Escuela de Lengua de Señas Uruguaya del Centro de Investigación y Desarrollo para la Persona Sorda (CINDE).

En paralelo, explica que, si bien aún no está ejerciendo como diseñador de interiores en forma particular, ya ha recibido consultas y proyecta emprender a la brevedad. Asimismo, explicó que la prioridad hoy es procesar el cambio de etapa que implica recibirse: “En realidad, hace poco me recibí y no he logrado todavía pensar en esto. Siento que necesito un tiempo como para procesarlo”, reflexionó Darío.

De FADU a ORT: la licenciatura y una decisión vocacional

Su trayectoria formativa tuvo un antes y un después. Tras culminar la secundaria, Darío ingresó a la Facultad de Arquitectura de Udelar (Uruguay); allí cursó sin intérprete y tuvo que abandonar la carrera debido a las múltiples barreras que entonces se le presentaron.

“Me apunté en 1998 y estaba solo, no había intérprete, pero sí muchísimas barreras. Mi sueño era poder recibirme y pensé que no iba a poder”.

Con el tiempo, encontró un itinerario posible en la Facultad de Arquitectura de ORT: primero la tecnicatura y, años después, la licenciatura. Ahí se terminó de afirmar su vocación por el diseño de interiores.

Ante la pregunta sobre si hubo cambios significativos entre una instancia y la otra, Darío explicó: “Sí, cambió. Cambió bastante. Porque, en realidad, cuando me recibí fue en el 2003 y estaba enfocado en lo que era hacer dibujos, como ayudante, más que nada. Y seguí por esos caminos. Cuando después comencé a estudiar la licenciatura, me di cuenta de que hay muchas más cosas”.

 
 
 
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Un intercambio con el Arq. Ricardo Chelle, ME, coordinador académico de la Licenciatura en Diseño de Interiores, sirvió para apoyar esa decisión. “Volví con la idea de hacer arquitectura, pero vi la Licenciatura en Diseño de Interiores, comencé a leer y me interesó muchísimo”, señaló Darío, quien concluyó: “Me di cuenta de que a mí realmente lo que me gustaba era el diseño de interiores. Entonces, ahí tomé la decisión de apuntarme”.

En el tránsito por la carrera, el licenciado subraya el valor de los talleres y el trabajo en equipo:

“A mí lo que más me gustó fueron los talleres (…) y el trabajo en equipo, algo en lo que no había pensado antes”.

Estudiar mediante LSU: pandemia, intérprete y organización

En cuanto a qué estrategias permitieron a Darío sostener sus clases como persona sorda, el graduado aseguró que conciliar la tríada trabajo, familia y estudio, y resolver distancias, fue un desafío cotidiano. Y la pandemia de 2020 lo obligó a reinventar la logística con tecnología y acuerdos.

“Empecé en agosto del 2019, y después en el 2020, cuando comenzó la pandemia, que fue algo totalmente sorpresivo, fue muchísimo peor para mí, fue muchísimo más difícil”, refirió, agregando: “No sabía cómo hacer, cómo adaptarme al Zoom. Y bueno, poco a poco, en realidad, lo fui sorteando también gracias a la tecnología”.

Según relató Darió, alternó formatos y se apoyó en la interpretación remota cuando no había intérprete presencial:

“A veces estaba cómodo en el Zoom, a veces con la presencialidad, y me terminé sintiendo cómodo con esta modalidad”, señaló. Cuando la disponibilidad de intérpretes era un obstáculo, propuso soluciones que combinaban grabación y posterior traducción con LSU:

“Había una materia en la que no tenía intérprete… le pregunté si me permitía grabar la clase. Y después, todos los sábados en mi casa con un intérprete, de forma virtual, iba traduciendo lo que se había hecho en clase. Entonces, pude estudiar de esa forma”.

Incluso llevó su notebook para lograr interpretación remota en clase presencial.

Espacio y accesibilidad

Desde su rol profesional y desde su experiencia, Darío observa avances y señala oportunidades de mejora en accesibilidad con ejemplos concretos. Consultado sobre qué necesita un espacio para que sea accesible y pueda leerse por todas las personas, la respuesta de Darío no esquivó complejidades.

El graduado señaló que alcanzar una accesibilidad plena es difícil, pero que aún “falta muchísimo” en conocimiento, normas y criterios aplicados básicos.

“En líneas generales, pienso que falta accesibilidad y que también es muy difícil llegar a una del 100 %, porque se necesitarían rampas, sistema Braille para personas ciegas y demás”, explicó Darío, quien añadió:

“A veces pienso que mucho de lo que se hace es más bien para mostrar, no tanto para realmente incluir”.

En relación con la lengua de señas, Darío señaló que hoy en los espacios educativos es prácticamente inexistente, pero que es muy importante:

“que las personas sepan algo de LSU, básico, al menos en el primer contacto o para cuando uno viene a tomar apuntes”.

Desde esa mirada propone, para la formación, los espacios y la cultura institucional, un taller de sensibilización:

“Podrían hacerse talleres, creo que eso podría ser algo interesante. Tal vez un taller de sensibilización”.

Experiencias que cambian decisiones

Para trasladar esta sensibilidad a su trabajo, en su rol como ayudante de arquitecto, su aporte aparece en la observación fina de detalles vinculados a la accesibilidad que impactan de forma concreta en los proyectos:

“Por ejemplo, a veces los arquitectos pasan detalles por alto, no se dan cuenta, (porque no saben), y adapto muchas cosas que tienen que ver con la discapacidad también, que a veces no lo notan y yo los ayudo a verlo”.

En cuanto hacia dónde le gustaría orientar la práctica a futuro, el tiempo para madurar la transición del aula a la práctica es parte del plan. Aunque aún sin abrir la atención particular, ya percibe una demanda explícita desde la comunidad sorda que reconoce el valor de la comunicación directa:

“Entienden que ahora tienen un diseñador de interiores con quien comunicarse directamente y me han pedido opiniones, puede ser algo interesante”.

Lo que dejó la experiencia en ORT

Más que un curso aislado, sobre su paso por ORT, Darío subrayó la experiencia del taller y una valoración general de la etapa:

“Lo que más me gustó fueron los talleres y el trabajo en equipo. Todo fue muy positivo”.

Para sortear los desafíos de la formación, además de la organización personal —trabajo, familia, estudio—, Darío contó que la dinámica de equipo y las herramientas tecnológicas le dieron soporte. La pandemia aceleró aprendizajes de gestión del tiempo y uso de Zoom como puente.

Para quienes hoy cursan la licenciatura, Darío aconsejó perseverar, organizar tiempos y apoyarse en recursos y personas. Además, nombró una alegría personal que también habla de oportunidades educativas:

“Mi hija, que tiene 19 años, está estudiando acá… Y realmente, a mí, eso me da mucha alegría”.

Si te interesa contactar a Darío, podés hacerlo a través de su Instagram personal:

El testimonio del Lic. Dis. Int. Darío Fernández anuda tres planos que rara vez aparecen juntos con esta claridad: una trayectoria que atravesó obstáculos objetivos y encontró en ORT un andamiaje para recibirse; una práctica actual en obra pública que afina la mirada sobre detalles con incidencia real; y un diagnóstico franco sobre accesibilidad que se apoya en la realidad, no en un eslogan.

Entre LSU, Zoom y acuerdos con docentes e intérpretes, diseñó una forma de cursar que hoy se traduce en criterios de legibilidad e inclusión para pensar y transformar espacios que mejoren la calidad de vida de las personas.