En tan solo 10 meses, un terreno agreste que no contaba ni con saneamiento ni alumbrado, pasó en 1930 a ser el escenario del primer Mundial de Fútbol de la historia.
Hoy, el mítico Estadio Centenario, que impresionó a los jugadores y al público de esa época, necesita ser remodelado para conmemorar justamente los 100 años de los Mundiales de la FIFA en 2030.
Pero ¿cómo se puede actualizar este patrimonio mundial sin alterar su identidad?
Estar a la altura
Cada cuatro años, los anfitriones de los Mundiales de fútbol masculino deben poner todos sus esfuerzos en ofrecer a las selecciones, hinchas y autoridades escenarios deportivos a la altura de los estándares de la FIFA.
Además de exigencias en cuanto a estacionamiento, hotelería, transporte público, aeropuertos y centros médicos cercanos a los estadios, estos tienen que albergar una cantidad mínima de personas según las fases del torneo: para fase de grupos la capacidad mínima es de 40.000 espectadores, para fases eliminatorias es de 60.000 y para la final, 80.000.
Y no solo eso, sino que también deben cumplir con ciertos requisitos con respecto a campo de juego, de vestuarios y facilidades para el público y la prensa.
Estos son algunos ejemplos:
- Asientos de 47 cm de ancho con respaldo.
- Un techo que cubra al público, pero deje pasar la luz solar hacia la cancha.
- Un sistema de drenaje acorde para que no deba interrumpirse el juego en caso de lluvia.
- Rampas y baños de fácil acceso para personas con discapacidad.
- Áreas de calentamiento internas y externas para los jugadores.
- Los vestuarios para los jugadores deben ser de al menos 80 m² y para los árbitros de 45 m².
- Un túnel para el paso de los futbolistas a la cancha que sea cubierto y retráctil.
Construir o remodelar
Aunque basándose en estas exigencias muchos países anfitriones optan por construir estadios desde cero, otros tantos aprovechan el apoyo económico de FIFA para remodelar sus escenarios deportivos más importantes, para que así puedan albergar parte del torneo.
Brasil hizo lo suyo con el Maracaná para el Mundial de 2014, Alemania con el Olympiastadion de Berlín en 2006 y México comenzará en poco tiempo la reconstrucción del Estadio Azteca para sumarlo a la cita del 2026, que se disputará en los tres países que constituyen América del Norte.
Si bien finalmente la FIFA confirmó que España, Marruecos y Portugal serán las sedes del Mundial 2030, las selecciones de Argentina, Paraguay y Uruguay podrán jugar en sus correspondientes países sus partidos inaugurales en el torneo.
Esto quiere decir que el Estadio Centenario, ese que fue construido hace casi 100 años en nada más que 10 meses para albergar el primer Mundial de la FIFA de la historia, inevitablemente deberá atravesar una considerable remodelación si quiere ser el escenario del primer partido de la selección uruguaya del campeonato que será dentro de siete años.
Modernizar el patrimonio
De acuerdo a lo que ha informado en los últimos días el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Ignacio Alonso, la puesta a punto del Estadio Centenario rondará los USD 80.000.
La mayor parte de esa inversión será responsabilidad de Uruguay —unos USD 50.000—, y el resto se estima que pueda provenir del apoyo económico de FIFA y de inversionistas privados que estén interesados en el proyecto.
De acuerdo al docente de Proyecto 5 y 6 de la carrera de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay y cercano al ambiente del fútbol, Daniel Benech, el estadio “sin dudas” tiene que potenciar su imagen, su construcción, sus servicios y su infraestructura deportiva, entre otros aspectos.
“Por más que en los últimos años se ha mejorado el césped, entiendo que ya es hora de contar con un campo deportivo híbrido que lo haga más resistente y permita más competencia”, señala.
“Por otro lado, la construcción, que es muy noble, necesita ajustes para ser un estadio FIFA. Le sumaría todo el tratamiento exterior del parque con un nuevo diseño adaptado al siglo XXI”, agrega.
El gran desafío
Ahora bien, ¿es posible hacer una remodelación de ese calibre, pero manteniendo intactas aquellas características que definen la identidad del Estadio Centenario?
Para Benech, la respuesta es clara: “sin dudas hay que mantener la Torre de los Homenajes; es el símbolo del estadio y eso hay que respetarlo”.
En este sentido, el secretario Nacional del Deporte, Sebastián Bauzá, confirmó al diario El País que, entre los planes de reacondicionamiento, se planea agregar una cubierta al estadio y dejar intocada a la torre.
El otro elemento que prácticamente constituye parte inherente al Centenario es la escala de las tribunas Olímpica, Ámsterdam y Colombes, según el docente de la Facultad de Arquitectura de ORT.
“Las principales intervenciones deberían ser en una nueva tribuna América y en el interior de las otras tres para poder incorporarles los servicios que hoy tienen los estadios de primer nivel”, agrega.
Buscando el equilibrio
Así como ocurrió con el Olympiastadion en Berlín o el Maracaná en Río de Janeiro, Benech está convencido de que “la remodelación del Centenario es el camino”.
“No solo por la carga histórica y simbólica que tiene nuestro estadio, sino porque sigue siendo una construcción muy noble a pesar de tener casi 100 años”, sostiene.
El principal desafío, por supuesto, será lograr ese equilibrio necesario entre modernizar un escenario deportivo que data del año 1930 y respetar aquellos elementos que hacen que el Estadio Centenario sea el que es.
“Hay varios caminos para lograrlo. Yo creo que lo mejor es hacer un concurso internacional de arquitectura, en el que en las bases se indique que las propuestas deberán tener en cuenta el carácter patrimonial y simbólico del Estadio Centenario en Uruguay y en el mundo del fútbol”.
“Eso permitirá que se evalúen y se elijan las mejores propuestas”, subraya Benech.