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Arquitectura del paisaje, agente de cambio ante las múltiples crisis contemporáneas

12/06/2025
¿Cómo pensar la ciudad frente a las múltiples crisis que parecen acorralar a la humanidad del siglo XXI? Desde la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Arq. Amira Shalaby comparte su experiencia y posibles abordajes.
Arquitectura del paisaje, agente de cambio ante las múltiples crisis contemporáneas

Emergencia climática, degradación ecológica e inequidad socioeconómica son solo algunos de los alarmantes desafíos de nuestra era. La arquitectura del paisaje propone respuestas concretas, colectivas e interdisciplinares, que proyectan futuro y resiliencia desde la transformación del espacio público.

En este contexto, la conferencia “Pensar desde el paisaje” reunió a estudiantes, docentes y profesionales interesados en comprender cómo la arquitectura del paisaje puede actuar como agente de cambio, articulando respuestas que integran lo ecológico, lo territorial y lo cultural.

Arquitectura del paisaje como agente de cambio

El encuentro se celebró el 15 de mayo en la Facultad de Arquitectura —con transmisión simultánea por Zoom— y convocó a un público amplio, ávido de repensar el rol del proyecto paisajístico en clave contemporáneaLa actividad se enmarcó en el curso Enfoques y Problemas de la Arquitectura Contemporánea, dictado por los docentes Arq. Rubén García Miranda y Arq. Carla Nóbile.

La exposición estuvo a cargo de la arquitecta Amira Shalaby, docente invitada de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), magíster en Políticas Públicas por la Universidad Diego Portales, magíster en Arquitectura del Paisaje (PUC) y experta en diseño urbano resiliente. A continuación, un repaso de la conferencia, algunos de los conceptos clave abordados por Shalaby y el registro audiovisual del encuentro.

¿Qué es la arquitectura del paisaje?

La arquitectura del paisaje es una disciplina que fusiona arte y ciencia para planificar, diseñar, gestionar y rehabilitar entornos naturales y construidos, desde parques urbanos y campus universitarios hasta corredores ecológicos regionales y sistemas de infraestructura verde. Su objetivo central es crear espacios exteriores saludables, estéticos y socialmente inclusivos que, además, respondan a principios de sostenibilidad ambiental y resiliencia climática.

Arquitectura del paisaje.

Guiada por la premisa de que un espacio exterior bien concebido mejora la salud pública, protege los sistemas naturales y refuerza la identidad cultural, la arquitectura del paisaje se sitúa en la intersección entre diseño, ecología y compromiso social.

En la era de la urbanización acelerada y la crisis climática, su rol resulta más que pertinente y estratégico para construir ciudades resilientes, habitables y equitativas. A este respecto, la Arq. Shalaby señaló:

“La arquitectura del paisaje requiere cambiar el enfoque y observar el territorio de forma interdisciplinaria”.

¿Pero de qué hablamos exactamente cuando hablamos de “paisaje”?

¿Qué es un paisaje?

Durante la primera parte de su ponencia, dividida en tres bloques centrales, Shalaby citó el Convenio Europeo del Paisaje para definir “paisaje” como “cualquier parte del territorio percibida por la población, resultado de la interacción de factores naturales y humanos”. 

Con ello subrayó que el paisaje es un producto cultural dinámico, donde procesos ambientales y decisiones humanas convergen.

En tal sentido, la expositora remarcó que ningún territorio permanece intacto: todo espacio funciona como un palimpsesto de capas bióticas (vegetación, fauna), abióticas (relieve, hidrología) y antrópicas (infraestructura, usos, ritos). Reconocer ese sustrato evita proyectar en blanco y exige integrar conocimientos ecológicos, sociales y técnicos.

Finalmente, Shalaby describió la secuencia “percibir → interpretar → representar → valorar → actuar” como método para diseñar paisajes resilientes.

Solo tras identificar los servicios ecosistémicos —regulación hídrica, hábitat, bienestar— y la carga simbólica de un sitio, el proyecto puede responder a las crisis actuales con justicia social.

De las múltiples crisis contemporáneas

Shalaby abrió el segundo bloque de la conferencia con una imagen contundente: las warming stripes (o “rayas de calentamiento global”) del climatólogo Ed Hawkins, donde el azul de 1850 vira progresivamente al rojo intenso de 2022.

*Warming stripes de Ed Hawking / Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA 4.0.*

Ese gráfico sintetiza un aumento promedio de +1,6 °C respecto de la era preindustrial y anticipa efectos críticos —derretimiento de glaciares, subida del nivel del mar y eventos climáticos extremos— que amenazan a todas las ciudades costeras, incluida Montevideo. En tal sentido, Shalaby recordó:

“Muy posiblemente este año sea el más frío que tengamos para el resto de nuestras vidas”.

La expositora enumeró las consecuencias directas: pérdida de hielo marino y continental, proyección de +83 cm de nivel del mar para 2100 (casi 1 metro), sequías prolongadas, incendios forestales y desertificación creciente. Estos fenómenos intensifican el estrés hídrico, alteran ecosistemas y comprometen la producción de alimentos en Latinoamérica.

Interseccionalidad, también en las crisis

Junto a la crisis climática, Shalaby subrayó la profunda inequidad social de la región. En ciudades como Santiago, Lima o Ciudad de México, aproximadamente el 10 % de la población concentra el 55 % de los ingresos, mientras un 15 % vive en pobreza multidimensional sin acceso pleno a agua potable, saneamiento ni transporte público.

Arquitectura del paisaje en Chile.

La emergencia climática exacerba esta brecha: inundaciones costeras y sequías extremas desplazan comunidades vulnerables y agravan la segregación urbana. En tal sentido, Shalaby alertó:

“La emergencia climática va a aumentar la inequidad social en Latinoamérica”.

La arquitecta ilustró la desigualdad con el contraste entre las comunas santiaguinas de Vitacura (una de las comunas con mayores ingresos) y Pudahuel (una de las más pobres, también en el sector poniente): la primera disfruta de abundantes áreas verdes y servicios, la segunda padece déficit crónico de infraestructura y espacios públicos de calidad.

Ante este escenario, advirtió que la arquitectura del paisaje debe actuar simultáneamente sobre la dimensión ecológica y la justicia social, redistribuyendo beneficios y mitigando riesgos.

Para Shalaby, el desafío es proyectar sistemas paisajísticos que absorban excedentes hídricos, regulen la temperatura y, al mismo tiempo, generen espacios inclusivos que reduzcan la desigualdad urbana. Solo así, el diseño podrá convertirse en un agente de cambio frente a las crisis contemporáneas que atraviesan Latinoamérica.

Arquitectura, paisaje y política: el diseño transforma la ciudad

En la tercera parte de su conferencia, Shalaby centró su exposición en el papel político de la arquitectura del paisaje. Según explicó, pensar desde el paisaje es una forma de actuar políticamente sobre la ciudad, porque permite cuestionar modelos de desarrollo excluyentes, reconfigurar las relaciones entre lo natural y lo urbano, e incorporar el cuidado colectivo como principio de proyecto.

A este respecto, la experta señaló que “en el fondo, pensar desde el paisaje es pensar con otros y con otros no me refiero a que nosotros como arquitectos conversemos”, sino que:

“Pensar desde el paisaje es pensar con el antropólogo, el hidrólogo, el geógrafo, el economista y el político”.

Esta mirada —afirmó— resulta clave para abordar las transformaciones que exige el futuro sostenible que necesitamos. Durante esta sección, Shalaby presentó una serie de proyectos urbanos en Chile, desarrollados por equipos interdisciplinarios, que integran diseño del paisaje, participación ciudadana, resiliencia hídrica y regeneración ecológica.

En todos los casos, el paisaje no aparece como una “capa estética” añadida a la ciudad, sino como la infraestructura de base para el funcionamiento urbano: gestiona el agua, regula la temperatura, produce biodiversidad y genera espacios de encuentro social.

Entre los ejemplos analizados se destacaron intervenciones en cuencas urbanas, parques inundables, corredores ecológicos y espacios públicos regenerativos. Estos proyectos —explicó la arquitecta— “no solo mitigan impactos climáticos, sino que democratizan el acceso a servicios ecosistémicos y a mejores condiciones de vida”, lo que permite entender al paisaje como un dispositivo de redistribución social y ecológica.

Para concluir, Shalaby destacó que el enfoque paisajístico exige también transformar la enseñanza y la práctica arquitectónica: incorporar nuevas herramientas conceptuales, pensar los proyectos desde una lógica ecosistémica y multidimensional, y situar el diseño al servicio de la equidad y el futuro común.

Pensar desde el paisaje: claves para Uruguay

Shalaby concluyó que actuar paisajísticamente exige interdisciplina, postura política y proyección de futuro, porque “sin futuro no hay proyecto”. La emergencia climática, la degradación ambiental y la inequidad social deben abordarse simultáneamente, integrando servicios ecosistémicos y justicia espacial.

Para el contexto uruguayo, la conferencia deja cinco aprendizajes: usar infraestructuras verdes como defensa costera y esponja pluvial, rehabilitar humedales urbanos antes que sellarlos, conectar barrios mediante corredores paisajísticos, repensar ejes cívicos con prioridad peatonal e incluir a la comunidad en cada etapa del proyecto. 

Estas claves posicionan la arquitectura del paisaje como agente estratégico para construir ciudades resilientes, inclusivas y sostenibles en Uruguay.

Pensar desde el paisaje es proyectar resiliencia y sostenibilidad”, sintetizó Shalaby.

Reviví la conferencia:

https://www.youtube.com/watch?v=91BmZ3xsSvw
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