Enfocándose en el rediseño de la Plaza Canadá —sobre la Rambla, al final del Bulevar Artigas, en Punta Carretas—, esta propuesta integró trabajo de aula y territorio.
Durante cinco semanas, en el marco de Proyecto 3 (carrera de Arquitectura), equipos de tres estudiantes desarrollaron proyectos que abordan composición formal, dimensión simbólica y relación cultural y geográfica del sitio, así como el tratamiento del paisaje e implementación de tecnologías constructivas.
El proceso de intercambio y colaboración académica internacional entre las tres universidades, derivó en 36 maquetas y sus láminas, presentadas al público sin jerarquías, como parte de una experiencia colaborativa entre tres universidades, una exhibición efímera con acceso libre y un conversatorio íntimo en el museo.
Reimaginar Plaza Canadá
El lunes 1.º de setiembre, el MNAV (Parque Rodó, Montevideo) abrió sus puertas exclusivamente para la ocasión: escenificar una instancia de apertura, diálogo y discusión entre estudiantes de arquitectura y referentes locales de la formación en la disciplina. El conversatorio de apertura tuvo lugar a las 11:00 h, en el auditorio del museo, seguida por un brindis y la inauguración de la muestra, a las 13:00 h.
En este evento participó la Sra. Carmen Sorger, embajadora de Canadá en Uruguay y master en Política Internacional por McGill University (Canadá); el Arq. Facundo de Souza, docente titular de Proyecto 3 y 4 en la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay; el Arq. Marcelo Gualano, docente agregado de la Cátedra de Proyecto del Taller Martín de FADU; Martín Craciun, coordinador del Instituto Nacional de Artes Visuales del MEC; la Arq. Patricia Roland, directora de la División Espacios Públicos y Edificaciones de la Intendencia de Montevideo (IM), y el Arq. Carlos Ott, destacado arquitecto uruguayo radicado en Canadá.
En la jornada estuvo también presente el Arq. Gastón Boero, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay; la Arq. Andrea Castro, PhD (cand.), coordinadora académica de la carrera de Arquitectura de ORT; autoridades de la IM, de la Embajada de Canadá en Uruguay y estudiantes de FADU y ORT, entre otros.
Un ejercicio de colaboración académica internacional
“Re-imagining Plaza Canadá” centró la mirada en este espacio de la rambla para pensar su rol dentro del sistema lineal de espacios públicos costeros de Montevideo, articulando formación en territorio, lectura del paisaje urbano y diálogo interinstitucional.
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En el conversatorio se subrayó el carácter simbólico del sitio. Para el Arq. Gualano, “este espacio público… habla de otro país que nos habita”— y, en palabras del Arq. De Souza, se abrió una proyección de futuro: “Esto es… el papel en blanco… que visibilizar el espacio provocara una nueva relanzada”.
Objetivo y enfoque
El ejercicio de Proyecto 3 propuso elaborar una propuesta de diseño para Plaza Canadá, con foco en la composición formal, espacial, funcional y simbólica del paisaje urbano; la relación cultural y geográfica del sitio; el tratamiento del paisaje natural y artificial, y la implementación de tecnologías constructivas.
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Metodología y organización
El trabajo se ordenó a partir de tres rótulos: aproximación (lectura del lugar y problemas), propuestas (desarrollo de alternativas) y la presentación de los resultados (exhibición pública en el MNAV).
Las reflexiones sugeridas incluyeron nación y ciudadanía en la era digital, representación urbana, espacio público contemporáneo, valor del paisaje, usos actuales de la plaza, impacto barrial y urbano, cambios en el tiempo y experiencias para el visitante.
https://www.youtube.com/watch?v=1lQxRn0oqmU
La actividad, en tanto, se organizó y desarrolló en 5 semanas de trabajo, con 30 puntos de calificación máxima y equipos de 3 estudiantes.
Combinó ejercicios conceptuales con visita, medición y observación del uso social para leer la Rambla (horizonte, agua y calma) como contexto activo donde inscribir Plaza Canadá. El resultado fueron 36 maquetas y sus láminas, elaboradas por 36 grupos, presentadas sin premiación ni jerarquías, en clave de cooperación.
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Arquitectura, materialidad y clima: aportes de Carlos Ott
Uno de los invitados de lujo fue el Arq. Carlos Ott, reconocido arquitecto uruguayo, radicado en Canadá, con vasta experiencia y obras en el territorio norteamericano.
“Quiero agradecer enormemente, desde la Embajada, la presencia de Carlos… porque él ha hecho muchos proyectos en Canadá”, señaló Carmen Sorger al abrir el intercambio. Desde la práctica de taller, Facundo de Souza sintetizó el aprendizaje de los grupos: “Terminaron como dialogando con el cliente”.
Desde una lectura comparada entre Canadá y Uruguay, Ott puso en primer plano la relación entre clima, técnicas y materialidad, con especial atención al uso de la madera en arquitectura y construcción y a la dimensión ambiental del diseño.
El arquitecto insistió en que las condiciones ambientales definen decisiones técnicas y de materialidad: “Canadá es un país muy diferente que Uruguay, un país muy variado” y, en obras reales, los saltos térmicos obligan a pensar en el desempeño del edificio: “En menos de 24 horas, en la noche puede haber menos de 20 grados y después pasar a más de 10 grados con el sol en la mañana… no te das cuenta de lo complicado que es para el edificio. Con las expansiones, no puedes hacer una carpintería metálica mala, porque no marcha”.
Subrayó, en tal sentido, cómo estos contextos climáticos y constructivos implican decisiones de proyecto que atienden desempeño y confort, y señaló la vigencia de sistemas de arquitectura en madera —material reciclable y sostenible— como línea de trabajo a impulsar, especialmente en Uruguay.
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Ott contrastó también situaciones específicas por las distintas regiones canadienses: “En el lado de Vancouver hay mucha lluvia durante nueve meses del año; en la costa atlántica, el viento es impresionante; Alberta… muy diferente que Ontario”. Y sumó una pauta laboral clave que, a su experimentado entender, condiciona el detalle constructivo. Sobre este punto, Ott afirmó que “en un país como Canadá, es importantísimo que el obrero trabaje en condiciones correctas”, asegurando que:
“en la construcción, la obra se cierra y se calienta durante el invierno: no se trabaja a la intemperie”.
En términos de educación, herramientas y especialización, sobre la formación actual, comparó momentos: “Todo cambió… hoy sabemos la arquitectura que hay en todos lados del mundo” y los estudios incorporan “tecnologías de otros países”. Ott recomendó abrir el mapa de salidas profesionales: “La arquitectura es como la medicina… hay diferentes elementos… no todos podemos querer ser diseñadores” y destacó líneas como estructuras, prefabricación y arquitectura en madera.
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Reivindicó además la cultura de los concursos de arquitectura como motor de mejora. A este respecto, el arquitecto enfatizó la relevancia de participar en los concursos de arquitectura:
“lo importante es hacer concursos: concursar, concursar y concursar”.
Entre anécdotas y preguntas del público, Ott dejó definiciones que interpelan la práctica: “La ecología tiene que ser una economía de elementos”, “la arquitectura es una pasión” y, haciendo eco de una de las frases habitualmente atribuidas a Albert Einstein, Ott aseguró: “Más importante que el conocimiento… es la imaginación”.
En relación con la práctica regulada, recordó que licenciarse en Canadá supuso exámenes y acreditación de experiencia supervisada, un marco que alinea el saber académico con el saber hacer. Finalmente, al pensar la ciudad de Montevideo desde su borde costero, fue categórico: “La costa es sagrada”.
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Ciudad y políticas públicas
A partir de una pregunta planteada en el conversatorio —“en 5 o 10 años, ¿qué quieren ver como arquitectura?”—, la Arq. Patricia Roland (Intendencia de Montevideo) resaltó cuatro ejes: importancia del espacio público, concurso como gran herramienta, continuidad de las políticas y confluencia de actores, porque “esto claramente es un tema de todos”.
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Una colaboración extraordinaria
Mientras tanto, consultado sobre la instancia, el decano de la Facultad de Arquitectura de ORT, el Arq. Gastón Boero, definió la experiencia como una “colaboración extraordinaria que ha unido a tres instituciones universitarias, de dos países hermanos, en torno a un objetivo común: reimaginar un espacio que recuerde a Canadá pero que, sobre todo, simbolice la amistad entre Uruguay y Canadá”.
Acerca de la dimensión cultural del espacio público, Boero refirió que “el planteo no solo era un desafío urbanístico, sino una invitación a reflexionar sobre algo mucho más profundo”, en sus palabras: “Sobre cómo los espacios públicos pueden convertirse en puentes culturales, en lugares donde las identidades de dos naciones se encuentren y dialoguen”.
En tanto, en relación con los resultados estudiantiles, el decano refirió que “lo que muestran los trabajos de los estudiantes es que no son simplemente propuestas de diseño”, sino que “son interpretaciones sensibles de lo que significa Canadá para sus habitantes y para nosotros, los uruguayos que valoramos esa relación bilateral…”.
Conjuntamente, en cuanto a la colaboración universitaria entre estas tres instituciones, Boero destacó que:
“la colaboración que hemos logrado entre las universidades, que ha sido ejemplar, nos recuerda que el conocimiento no tiene fronteras”.
Por último, Boero concluyó: “Este proyecto trasciende lo académico para convertirse en un acto de diplomacia cultural. Felicito a todos los estudiantes. Han demostrado estar a la altura de las circunstancias, combinando rigor técnico con sensibilidad cultural. Sus propuestas son testimonio de que la nueva generación de arquitectos y urbanistas entiende que diseñar espacios públicos es también diseñar encuentros humanos”.