El martes 2 de setiembre, el auditorio del Campus Pocitos de ORT fue escenario de una charla magistral en donde se analizó cómo pensar la vivienda desde el clima, la densidad urbana, el carbono incorporado y, sobre todo, desde el uso real que hacen las personas de los espacios. Todo a través de una amplia variedad de casos de estudio de MVRDV en Europa y América, con el aterrizaje local de ZIEL (en Villa Biarritz).
De Witte invirtió el orden: primero método, luego forma; primero condiciones, luego imágenes; primero los datos, después las decisiones. En este sentido, el punto de partida fue claro y más que pertinente para el semestre académico de la carrera de Arquitectura, como afirmó el propio invitado, quien reconoció desde un primer momento: “Hice una presentación sobre vivienda porque sé que ese es el tema de este semestre”.
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Esa sencilla frase abrió un laboratorio de proyecto en el auditorio de la Facultad, donde cada caso fue una hipótesis comprobable: clima, carbono, sección, uso real e infraestructura compartida. A continuación, un resumen de la jornada —que se desarrolló enteramente en inglés— y de los casos de estudio de MVRDV alrededor del mundo, analizados por De Witte (Managing Partner y Studio Director de MVRDV), junto a su registro audiovisual.
Cuando el clima diseña la forma: MVRDV en Guayaquil
Para comenzar, con un ejemplo de Ecuador, de Witte situó el diseño en su contexto más tangible: el clima y la seguridad del espacio urbano. Según explicó, el objetivo no se redujo a levantar torres, sino a construir comunidad: “Queríamos crear una comunidad culturalmente sostenible y segura”, señaló el arquitecto.
A partir de allí, el equipo trabajó con la física del lugar: sol ecuatorial alto y bajo, y vientos dominantes que podían convertirse en aliados o en problemas. El esquema volumétrico se escalonó para democratizar vistas al río, las montañas y el casco histórico, a la vez que amortiguó la caída de viento a nivel peatonal. A este respecto, de Witte mencionó: “Estás en el ecuador, así que recibimos sol desde ambos lados… y usamos el viento para refrescar… y proteger el patio”.
Luego, la planta baja se concibió como interfaz pública: frentes activos, conexiones claras y transiciones cubiertas entre vivienda y centro comercial. De Witte subrayó que las amenities no se colocaron por catálogo, sino por estudios solares que definen qué necesita sol pleno y qué rinde mejor en sombra. “Ubicamos la piscina donde hay más sol y los deportes donde hay sombra, optimizando esa planta”, recordó el arquitecto.
Por último, el proyecto mostró cómo la iteración programática puede mejorar el resultado urbano: dos torres previstas se replantearon como un hotel, con menos superficie y mejor comportamiento de vistas y vientos. “Encontraron un cliente para el hotel; al reducir el programa, optimizamos vistas y viento para todo el desarrollo”, refirió de Witte.
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Medir para decidir: del croquis al carbono (MVRDV Next)
Acto seguido, el orador encuadró la vivienda en la escala de la industria: la construcción carga con una porción crítica de las emisiones. En palabras del arquitecto, “trabajamos en una industria que, de hecho, es responsable de un tercio de todas las emisiones de CO₂ del mundo”.
Frente a ese dato, MVRDV institucionalizó una forma de trabajar que combina guías internas y cálculo permanente: del primer boceto al proyecto ejecutivo, el equipo coloca los modelos en una calculadora de carbono para entender dónde está el carbono y qué conviene ajustar. “Introducimos el diseño en la calculadora de carbono… y tomamos decisiones inteligentes”, explicó, en tal sentido, de Witte.
La oficina se impuso objetivos cuantitativos y auditables: bajar por debajo de 400 kg CO₂e/m² antes de 2030 y publicar el avance. Además, las decisiones estructurales se evaluaron por impacto y costo global: en Bruselas, pasar de hormigón integral a una solución híbrida permitió ahorrar en pilotes y financiar los pisos de madera. De este modo, lograron reducir casi un 49 % del carbono incorporado.
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Azoteas cívicas: anticipar el evento, gobernar la altura
Con la mirada en el uso práctico y real, el orador relató cómo un mirador se volvió infraestructura para un evento masivo. El hito de Sail Amsterdam se realiza cada cinco años y convoca “50.000 barcos y 24 veleros históricos” en una semana de navegación hacia la ciudad.
SAIL Ámsterdam
— Arquitectura + (@arqui_mas_) August 22, 2025
El festival náutico de la capital de los Países Bajos, que se organiza cada cinco años, celebra su 50º edición, coincidiendo con el 750º aniversario de la fundación de la ciudad.
En el centro, el edificio de viviendas Silodam de MVRDV
Fotografía: Iwan Baan pic.twitter.com/OBJvTdn8aL
Ese contexto cambió las prioridades del proyecto: el promotor exigió que la plataforma estuviera lista para 1995 y el equipo reforzó seguridad y flujos al anticipar cargas extraordinarias. En tal sentido, de Witte señaló:
“Por la ubicación, por un evento… hay que pensar por adelantado y asegurarse de que sea un espacio seguro”.
Años más tarde, la intuición se comprobó en uso: la cubierta se llenó al máximo y la obra funcionó sin incidentes. “Sabíamos que iba a ocurrir, y nos ocupamos de ello”, agregó.
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Markthal: mercado, vivienda y control ambiental
En el caso de Markthal, en Róterdam, de Witte explicó que la mezcla programa–espacio público se resolvió desde la sección. En la base conviven los puestos de mercado, cuatro niveles de estacionamiento, un supermercado y cocinas de apoyo; por encima, dos niveles de restaurantes se asoman al gran vacío central.
https://www.youtube.com/watch?v=ftKwlQ3NzHY
El mural alude a la cornucopia y vuelve el espacio casi semitransparente, permitiendo leer, detrás, la ciudad en obra. En paralelo, el anillo residencial sumó 208 viviendas —mitad alquiler, mitad condominio— y adoptó una decisión clave de control ambiental: mantener relación visual con el mercado, pero sin abrir ventanas.
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Eindhoven: luz de calle y techos activos
En Eindhoven, el objetivo fue cuidar la escala peatonal con decisiones precisas. Para ganar luz en la vereda, el equipo cortó las cubiertas a 45° y redujo la altura percibida sin resignar aprovechamiento volumétrico.
“Estudiamos los ángulos solares y cortamos las cubiertas a 45 grados para tener más luz natural en las calles,” aseguró el orador, agregando que “la mitad de las cubiertas son solares y la otra mitad, verdes”.
A partir de esa operación, el plan combinó renovaciones y obra nueva, reactivó pasarelas como accesos y asignó funciones a las azoteas: mitad fotovoltaicas y mitad verdes, en favor del confort urbano y la retención de agua. El seguimiento de obra dio evidencia de ciclo vegetal: “Tras un año las plantas realmente cobraron vida”.
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Valley (Ámsterdam): ruta pública y economía circular
En el límite entre oficinas y vivienda, el caso de Valley presentado por de Witte incorporó una ruta pública que atraviesa el edificio y permanece abierta 24/7, convirtiéndose en un lugar para caminar y mirar la ciudad desde dentro. “Hicimos una calle pública que atraviesa el edificio… abierta las 24 horas”.
https://www.youtube.com/watch?v=8b2RJKjkoDw
Para que los hogares ganaran sol, privacidad y control acústico cerca de la autopista, la forma se talló con criterios paramétricos. “Hicimos mucho scripting… cuanto más rojo, peor la puntuación; cuanto más verde, mejor”. El cierre material redobló la economía circular: la piedra natural usada en fachada provenía de descarte de cantera, heterogénea pero expresiva. “Era un material de descarte… y lo convertimos en fachada”, refirió.
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Mission Rock: codiseño e infraestructura compartida
En Mission Rock, cuatro estudios de arquitectura de renombre internacional—MVRDV, Studio Gang, WorkAC y Henning Larsen— trabajaron juntos y redactaron un cuadernillo de reglas urbanas compartidas a partir de sesiones mensuales en San Francisco. “Trabajamos en un estudio en San Francisco una vez al mes… y lo convertimos en un cuadernillo”.
Ese marco común ordenó logística y servicios, como oponer docks para reducir el impacto en la calle y tallar el volumen para multiplicar vistas al agua. “Tallamos la torre para crear bahías y más esquinas con vistas”. La infraestructura se pensó a escala de barrio, no de edificio: bajo el cañón peatonal se ubicó la planta térmica y en el edificio vecino, el tratamiento de aguas negras para riego. “Bajo este cañón está la planta que suministra agua caliente… el edificio contiguo tiene una planta de aguas negras recicladas para las plantas”.
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Fenway Gardens (Boston): reglas que habilitan comunidad
En un conjunto posguerra con ingresos bajos y altísima proporción de hogares monoparentales, el proceso se hizo con la gente y no para la gente. “Hay 258 hogares… y el 74 % son familias monoparentales con hijos”.
El método combinó maquetas, dibujos y mood boards para identificar problemas cotidianos y transformarlos en reglas urbanas: estacionamiento perimetral, un bulevar rápido hacia la estación, entradas pasantes con luz y visibilidad, y puertas directas en planta baja para activar frentes. “El bulevar se convierte en la conexión más rápida y atractiva hacia la estación”.
La síntesis quedó plasmada en un libro de lineamientos; el masterplan fue aprobado y un estudio local tomó la primera manzana. “El masterplan ha sido aprobado… y el primer proyecto ya está en marcha”.
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ZIEL (Montevideo): familias, verde en altura y patio de luz
En Montevideo —donde MVRDV inaugurará su primer edificio en Uruguay—, el desafío fue retener familias junto al Parque Villa Biarritz aportando calidad suburbana —verde, terrazas y espacios comunes— en altura. “Quiero que las personas con hijos se queden en la ciudad y no se vayan… tomemos la calidad de esa agradable casa suburbana… y llevemosla a la ciudad”, señaló el arquitecto.
Para resolver dos medianeras ciegas y llevar luz y aire al corazón del edificio, el equipo introdujo un patio profundo que habilita iluminación natural y enfriamiento pasivo. “Introdujimos un patio para que la luz llegue bien profundo… y puedas usarlo para enfriar”.
La morfogénesis movió el núcleo, empujó y retrajo la piel para crear terrazas generosas y abrió dobles alturas como salas comunes donde los vecinos pudieran encontrarse. “Tomamos bloques para crear vacíos de doble altura y espacios compartidos”.
A su vez, para asegurar constructibilidad y costo controlado, se adoptó un sistema repetible de plantas con tres o cuatro dormitorios por unidad y grandes exteriores. “Repetir elementos, repetir plantas… repetir el sistema estructural”.
En la base, el spa/wellness se abre al patio, un restaurante activa la esquina y el centro comercial organiza flujos; en la azotea, piscina y barbacoa responden a hábitos locales.
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Reviví la conferencia completa:
https://www.youtube.com/watch?v=PHcKtAO2nnw
A modo de cierre, de Witte resumió una forma de proyectar que combina creatividad, opciones y conversación informada con el cliente:
“Normalmente, no volvemos con una única respuesta: traemos múltiples maquetas”.
Sumado a un mercado que premia la sostenibilidad y a herramientas abiertas —como la futura publicación de su calculadora de carbono—, el mensaje fue claro: innovación, medición y ciudad pueden avanzar juntas. “Queremos publicar la calculadora de carbono como datos accesibles públicamente”, concluyó de Witte.